¿Qué diferencia hay entre revolución y venganza?, preguntaste con esa voz que se me anudaba al cuello como una horca. Con esa voz que confundía a mi pecho creyendo que eres tú quien latía

dentro.

La diferencia entre revolución y venganza, te contesté sin ser capaz de mirarte a los ojos y no hundirme

dentro,

es que cuando haces la segunda es tu reflejo el único que aparece en el espejo.

A veces mentir y decir la verdad parece lo mismo, pesa igual en la consciencia. En ambos casos la boca parece saber a metal porque es la sangre de la otra persona la que tragas

porque digas

lo que digas

es su carne

la que muerdes.

Pero cuando haces la primera es el rostro de todos tus muertos el que te devuelve la mirada. El que te dice “sigue, joder, mata por mí”. Los que susurran que no es justo que sigas viviendo si ellos han tenido que morir.

Aquella verdad pesaba tanto como todas las mentiras que hasta ese momento había tenido que contar. Y tu sangre manaba fresca, resbalando por mi barbilla hasta inundarlo todo.